6 meses para salvar el clima

Nota de Prensa 12/06/15

La vigésimo primera Conferencia de la Partes sobre cambio climático que tendrá lugar en París del 1 al 12 de diciembre, tiene por objetivo lograr un acuerdo mundial que ponga a salvo el clima que conocemos, evitando que el calentamiento del planeta supere la barrera los 2°C.

El anuncio del pasado 7 de junio donde el G-7 compuesto por EE UU, Japón, Alemania, Reino Unido, Francia, Italia y Canadá, abre una ventana a la esperanza. Ya que se comprometieron a lograr una economía sin carbono para finales de siglo, incluyendo el compromiso de reducir sus emisiones entre el 40% y el 70% en 2050 con respecto a 2010.

Que en París se logre un acuerdo parece posible porque políticamente es necesario, pero sigue existiendo un alto riesgo de que este, no sea ni jurídicamente vinculante, ni justo ni eficaz.

Riesgo de que no sea jurídicamente vinculante, ya que EEUU y China entre otros, han manifestado su oposición en repetidas ocasiones. Por ejemplo en la última Cumbre Asia-Pacifico anunciando sus compromisos de reducción de emisiones de manera unilateral. Donde por cierto China, remarcó que hasta el 2030 ni pensaba en empezar a reducir sus emisiones, y que no aceptaría ninguna injerencia externa en su país que permita auditarlas.

Riesgo de que no sea eficaz, porque ante la imposibilidad de alcanzar un acuerdo en el reparto de las emisiones de CO2, se ha optado por un sistema de responsabilidad diluida que consiste, bajo la escusa de la soberanía nacional, en el establecimiento por cada estado de los objetivos de reducción asumibles y voluntarios en base a  las circunstancias nacionales.

El PNUD ya advirtió, en base a los compromisos presentados por las partes, que en 2020 nos excederíamos en 13GT de CO2 (57 frente a 44) de la trayectoria razonable para mantenernos por debajo del objetivo de los 2º y nos encaminaríamos hacia los 3,6º de incremento. Hasta la fecha, ningún país tiene previsto revisar al alza sus compromisos, incluida la UE porque “mientras otras economías importantes no realicen esfuerzos comparables, las medidas vigentes se mantendrán después de 2020.” (Conclusiones del Consejo Europeo sobre energía)

Riesgo de que no sea justo, debido a que las fuentes energéticas a las que pueden acceder los países menos desarrollados (petróleo y carbón) les serán cada vez menos accesibles, al seguir siendo deglutidas, a un ritmo cada vez mayor, por los países desarrollados, los que deberían hacer el esfuerzo del salto a las energías renovables; sin embargo, siguen subvencionando con ingentes cantidades de dinero público, la búsqueda de nuevos yacimientos de combustibles fósiles.

La UE solo prevé alcanzar una cuota de energía renovable del 27%  para 2030. Esto implica que para alcanzar los objetivos de reducción deberá seguir jugando con el mercado de carbono, es decir, quemando los recursos de otros países “para evitar el riesgo de fugas de carbono debido a la política de lucha contra el cambio climático” (Conclusiones del Consejo Europeo sobre energía) y con las tecnologías de captura de carbono, de las que nosotros ya conocemos en directo como la plataforma Castor.
Asimismo, los países menos desarrollados serán los menos capacitados para adaptarse a las consecuencias del cambio climático, y la financiación nunca llega. A día de hoy solo se ha prometido un 10% del Fondo Verde del Clima acordado en Cumbre de Copenhague, y en caso de que se confirmen no se garantiza que sean adicionales, públicas y no condicionadas. Mientras tanto el número de refugiados por causa climáticas va en aumento.

Por todo ello, la consecución de un acuerdo en París vinculante, eficaz y justo, no será tarea fácil. En donde la presión ciudadana y de las organizaciones sociales serán claves para inclinar la balanza hacia una tratado mundial que salve el clima de nosotros mismos, o hacia un planeta con un calentamiento global sin freno y hostil para la vida.