Etapa 15 Burgos-Miranda de Ebro
Comenzar a pedalear te renueva, te resetea en cada pedalada.
Antes de comenzar mi viaje, me entraron dudas de porque realizarlo, porque dejar cosas pendientes, cambiar planes y obligaciones por comenzar un viaje que en apariencia iba a ser duro, con clima adverso y días cortos. El sentido del viaje no podía ser ocioso. Ir a Paris a la cumbre del cambio climático en bicicleta…
Me pregunte ¿Esto servirá de algo para cambiar la realidad en la que estamos sumergidos en este planeta? Y la respuesta iba llegando de mi interior según ciclaba.
Cada pedalada me va forjando en este peregrinar, en esa forma que da lugar a crear cosas nuevas. Solidariamente se comparte el frió, el viento, la lluvia, pabellones congelados…poco confort y sin embargo, el movimiento te da tiempo a contemplar.
Contemplar el otoño que va dando paso al invierno, la belleza del cambio; los árboles en reposo, en renovación; vistas infinitas y montañas nevadas…Sientes como el viaje va dando forma al contenido y como formas parte de el. De ahí surgen las respuestas, de ese sentimiento de que formas parte de todo el entorno, de que esta en ti y hay que respetarlo.
Y el esfuerzo, el cansancio, el frió y la lluvia te crean una emoción para compartir en el camino, en los lugares por donde pasas, con la gente que hablas…compartir esa belleza que surge del contacto con la naturaleza.
Te das cuenta de que la codicia del hombre no puede ser un argumento para quitar esa belleza a las futuras generaciones. De que mi paso por esta estancia tiene que aportar, contribuir. No quitar, no acaparar.
Y la vida pasa y mientras tanto yo ruedo en ella, pedalada a pedalada.
Relato escrito por Diego