El objetivo de 2º fue adoptado en la cumbre del G8 en Agosto de 2009, cinco meses antes de la cumbre de Copenhague, como “el nivel de concentración de gases de efecto invernadero que impide interferencias antropógenas peligrosas en el sistema climático, asegurando que la producción de alimentos no se vea amenazada, y permitiendo que el desarrollo prosiga de manera sostenible” (Artículo 2 de la Convención Marco).
Su base científica es la constatación de los riesgos de colapso en los que se encuentran muchos ecosistemas con variaciones de más de 2º. Como se señala en la conferencia de expertos de junio de 2015, los 2º han de ser entendidos como el límite superior “una línea de defensa que debe ser estrictamente defendida”. Sin embargo, desde otros ámbitos de la ciencia, la adopción de este límite es calificada como “temeridad” (James Hansen y otros)
A pesar de todas estas advertencias, conseguir en la cumbre de Paris que las economías mundiales se dirijan de manera coordinada hacia ese objetivo, sería un enorme éxito; porque la realidad es que estamos cada día más lejos de ese objetivo.La gráfica del IPPC adjunta señala:
Hacia donde nos dirigimos (Cancun Pledges).
El objetivo de emisiones actualmente comprometido por la comunidad internacional nos lleva en 2020 a unas emisiones de 55GTCO2.
Lo que esto implica para mantenernos dentro del limite de 2º.
Las trayectorias grises implican la utilización masiva de tecnologías de captura de carbono (40GTCO2 /año)
Las trayectorias moradas implican el desarrollo de tecnologías de eficiencia energética y cambios en el consumo.
Las trayectorias amarillas y azules implican el inicio de la reducción de emisiones entre 2020 y 2030, y la reducción entre un 50% y un 80% en 2050