Conflictos y guerras ambientales en el siglo XXI. Desertificación y cambio climático.

Los efectos del cambio climático y de otras crisis globales como el aumento demográfico, inseguridad alimentaria, recesión económica, escasez de recursos básicos y desplazamientos forzados de población auguran en las próximas décadas un serio impacto socioeconómico sin precedentes y de consecuencias imprevisibles. La degradación de los suelos, la desertificación, las inundaciones, la escasez de agua, el impacto de las sequías y los efectos de los fenómenos climáticos extremos agudizados por la tendencia de cambio climático representan un a seria amenaza al estado de bienestar global y a la sostenibilidad social, tanto en sus aspectos ambientales como en los económicos. En las sociedades de estructura básica agraria, cuyas condiciones de supervivencia son ya de por si limitadas, un agravamiento como consecuencia del cambio climático puede producir situaciones catastróficas ante las que no disponen de capacidad de respuesta. El colapso de las estructuras sociales y la escasez o degradación de los recursos de subsistencia pueden incrementar situaciones de crisis, conflictos y violencia. La historia de la humanidad demuestra que el recurso a la violencia es siempre una opción a la que se ha recurrido en el pasado. Actualmente ya se están produciendo situaciones de graves conflictos como consecuencia directa o indirecta del cambio climático. La crisis de Darfur (Sudan) representa un ejemplo real de esta situación. En la ponencia se analizan los factores más importantes relacionados con aspectos de inseguridad ambiental que pueden representar un incremento en la conflictividad y en las guerras del siglo XXI, como consecuencia del agotamiento o degradación de los recursos naturales básicos.