RABAT – EL GARA – EL BOROUJ – EL KALAA DES SRAGHNA – MARRAKECH
Con fuerzas renovadas tras el domingo de descanso, nuestra peculiar caravana abandona la populosa capital de Rabat, no sin antes hacer la ya tradicional foto de grupo ante el Colegio Español de Rabat, que amablemente nos cedió sus instalaciones para estos días de descanso y en el que nos hemos sentido como en casa.
Rodeando la medina emprendemos la salida por el litoral dirección al sur, dejando a nuestra derecha el océano que aparece y desaparece de nuestra vista hasta llegar a Bouznika con un plácido pedaleo y a buen ritmo. A partir de ahí giramos hacia el interior por la R305 dirección a Ben Slimane y como era de preveer aparecen las primeras rampas largas y tendidas bajo un sol omnipresente, adelanto de lo que vendría más adelante. Llegamos a Ben Slimane con una buena media de kilómetros recorridos, así que aprovechamos para parar y recuperar fuerzas. Resulta un lío la salida de la localidad donde paramos a comer, pero rápidamente con la ayuda de las personas de la zona, siempre en disposición para ayudarnos
Después de unos pocos kilómetros recorridos, ya en dirección a Mellila, se une a nuestra pequeña “grupeta” un chico marroquí de unos doce años, en una bici de carretera con un cuadro enorme para su talla y sin frenos.
Risueño y algo tímido tratamos de comunicarnos con él y nos comenta además de su nombre, que todos los días hace seis kilómetros de ida y otros tantos de vuelta en bici, para ir al colegio desde su pequeña aldea hasta Ben Slimane, entendemos que si no tuviese su bicicleta, este chico tendría que recorrer a píe todos estos kilómetros que separan su casa del colegio. Vivo ejemplo de como la bicicleta es fiel amiga de cualquier clase social, necesidad y circunstancia. Sólo se ha de estar dispuesto a disfrutar las condiciones que ella te brinda, sudor, frío, calor, cansancio…
Escaso precio a pagar por tantas bondades.
Unos 30 kilómetros nos separan del destino y lo peor de la etapa está por llegar, largas y acusadas subidas entre campos de cultivo arados, listos para la siembra de la temporada, un entorno rural bajo un sol de justicia nos encontramos a lo largo de los 120 kilómetros que recorremos en el día de hoy.
Durante el trayecto nos hacen saber que han conseguido alojamiento en el la localidad de El Gara, y no cualquier alojamiento, nos preparan una Haima para descansar y nos invitan a cenar cuscus a modo de bienvenida, en un centro para huérfanos de esta localidad. Y no piden nada a cambio, la hospitalidad de estas personas, su acogida resulta impactante para todos nostros.
A la mañana siguiente despertamos cuando aún no amanece con la idea de prevenir, aún más, el calor del día anterior, la etapa de hoy en dirección a El Bouruj no es más asequible que la anterior, 96 kilómetros tenemos por delante.
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Ya dejamos la costa para adentrarnos hacia el sur, por el Atlas, el Marruecos profundo, el auténtico nos acoge en esta última travesía hasta el objetivo Marrakech 2016.
Los caminos de Marruecos se vuelven cada vez más secos y planos, y en este día, el viento es el que pone a prueba nuestro coraje y tesón, pedalear con viento de cara hace más dificil cualquier situación, por eso, en estos momentos el trabajo en equipo, a provechar los recursos que el grupo te da se hace imprescindible, cadena de a uno, cerca de la rueda pero sin rozar, la confianza hace aparición estelar, avanzamos raudos y con relevos de la personas que va en cabeza de la fila, concentrados, de esta forma la energía se multiplica y hace más asequible el camino.
Con nosotros parte el contable de la casa de acogida, Adnan, durante un tramo del camino nos acompaña y dirige, estas personas han colaborado con nosotros en todo lo que les ha sido posible y por ello estamos muy agradecidos.
Conseguir alojamiento en El Borouj no resulta tarea fácil, en este pueblo no cuentan con infraestructura o instalaciones para alojar a cincuenta personas, por lo que al anochecer, cuando estamos casi todo el grupo reunido, aún no tenemos claro cual será el lugar para pasar la noche.
Finalmente con el Wally (alcalde) del pueblo trabajando para nosotros, nos ofrecen una residencia de estudiantes sin inaugurar para pasar la noche.
El establecimiento cuenta con camas para todo el grupo, lugar para guardar las bicis y un señor que vigilará durante toda la noche, baños, duchas, pero no electricidad. Las velas solucionan esta situación al más puro estilo de antaño.
La policía si bien no está tan presente como durante el camino hasta Rabat, en cada pueblo por el que pasamos realizan un recuento exhaustivo, de cuantos somos, quienes somos y por donde nos movemos.
A la mañana siguiente recoger todo, tomar desayuno y salimos, en esta ocasión y comparando con las dos etapas anteriores, los aproximados 70 kilómetros que nos depara la etapa de hoy nos parecen una nimiedad, con lo que la salida se hace con la tranquilidad de quién no quiere que termine la actividad.
A varias personas del grupo les agasajan con pan y frutas por el camino, siendo que las personas a nuestro al rededor son más humildes que cualquiera que nosotros, nos embarga la generosidad y entrega con la que nos acogen allí a donde vamos.
Sin lugar a dudas, tener el privilegio de recorrer estos lugares en bici, con esta predisposición y situación en la que nos encontramos, creo, de mi opinión personal que es de esas cosas que no se pueden pagar con dinero y que realmente, si lo sabes disfrutar y apreciar no se olvida jamás, y a fin de cuentas estas son las situaciones que te marcan en la vida y que para siempre te acompañan, la sensación, el disfrute, descubrir lo distinto y sentirte bien con ello. What else?
Sin más dilación y dando buena cuenta los efectos del sol y lo aprendido en etapas anteriores, llegamos a El Kela des Sraghna temprano, antes de la hora de almuerzo, teniendo en cuenta que aún no había claridad sobre el lugar para dormir, decidimos una parte del grupo dedicar un rato distendido de almuerzo en un lugar a pocos kilómetros antes de adentrarnos en la ciudad, una ciudad mucho más grande que las dos anteriores, y la última en acogernos antes de la llegada a Marrakech.
Para nuestro gusto y disfrute el lugar cedido para pasar la noche, resulta ser unos jardines muy ciudados, gran parte de rosales, el lugar además de ser un jardín inmenso, cuenta con una sala de conferencias donde se prevee que dormiremos, sin embargo la mayoría del grupo decide montar tienda de campaña en el agradable jardín. La noche está despejada y los mosquitos están a la vista.
El Kalaa Des Sraghna resulta ser una ciudad con multitud de mujeres en bici, y con multitud quiero decir más de cinco, que resulta llamativo para todo el grupo puesto que es la primera vez que vemos a mujeres musulmanas montando en bici y el grupo coincide en que es una visión muy agradable.
En este contexto se desarrolla la última etapa antes de la llegada a Marrakech y final de la Marcha. Los ánimos están altos para todas las personas del grupo, cansadas, resulta emocionante ir viendo los carteles que anuncian la dirección y kilómetros hasta la capital cultural de Marruecos.